Avances en el conocimiento sobre los efectos prolongados del THC en el cerebro adolescente gracias a la aplicación de la neuroimagen a los modelos animales

06/09/2023

Los efectos a largo plazo del cannabis en la estructura y función del cerebro adolescente ha sido objeto de estudio en los últimos años. Entre las técnicas que se han utilizado destaca la neuroimagen, una disciplina relativamente nueva que permite obtener imágenes directas de la estructura, función o farmacología del sistema nervioso. A pesar de su importancia, la evidencia de estos estudios suele resultar heterogénea e influenciada por variables de confusión que dificultan su interpretación, así como la generalización de las conclusiones obtenidas.

 

    

 

El equipo formado por Alejando Higuera Matas, decano de la Facultad de Psicología de la UNED; Javier Orihuel Menéndez, investigador predoctoral del departamento de Psicobiología de la UNED; Marta Casquero-Veiga, investigadora; María Luisa Soto-Montenegro, investigadora, Manuel Desco, investigador; Marta Oteo Vives, investigadora; Marta Ibáñez-Moragues, investigadora; Natalia Magro-Calvo, investigadora; Víctor M. Luján, investigador; Miguel Ángel Morcillo Alonso, jefe de la Unidad de Aplicaciones Biomédicas y Farmacocinética CIEMAT; y Emilio Ambrosio Flores, catedrático de la Facultad de Psicología de la UNED; ha emprendido un nuevo estudio sobre los efectos a largo plazo del cannabis en la estructura y función del cerebro adolescente, The long-term effects of adolescent Δ9-tetrahydrocannabinol on brain structure and function assessed through neuroimaging techniques in male and female rats. En esta nueva investigación se sirven de los modelos animales de exposición a cannabinoides en la adolescencia, ya que pueden ayudar a superar estas dificultades al permitir a los investigadores ejercer un mayor control sobre las variables no deseadas que pueden afectar a los resultados obtenidos, como por ejemplo si el participante consume otras drogas, si presenta algún tipo de psicopatología o si ha experimentado algún tipo de suceso vital estresante, entre otras muchas opciones.

 

El equipo realizó un estudio de tipo exploratorio con el objetivo de mejorar el conocimiento que los efectos prolongados del Δ9-tetrahidrocannabinol (THC, el principal componente psicoactivo del cannabis) tienen en las ratas adolescentes de ambos sexos, utilizando para ello diversas técnicas de diagnóstico por imagen. La resonancia magnética (RM) permite obtener datos volumétricos con los que evaluar la microestructura de la materia gris y blanca con imágenes de tensor de difusión (DTI) y medir los metabolitos cerebrales con espectroscopia de resonancia magnética de protones (MSR). Además, se hizo uso de la tomografía por emisión de positrones (PET) para el estudio de la función cerebral.

 

En el estudio, aquellas ratas que habían sido expuestas al THC mostraron alteraciones específicas según el sexo, de carácter volumétrico y microestructural, en algunas zonas del cerebro como el núcleo estriado, el globo pálido, los ventrículos laterales, el tálamo y los núcleos septales. Los machos tratados con THC aumentaron el metabolismo en el cerebelo (responsable de integrar toda la información recibida para precisar y controlar las órdenes que la corteza cerebral envía al aparato locomotor a través de las vías motoras) y aumentó también el metabolismo del bulbo olfatorio (que trata y codifica la información del epitelio olfatorio, donde se detectan los olores, y la dirige a estructuras superiores del cerebro), además, disminuyó el metabolismo en la corteza cingulada (una región del cerebro responsable de conectar áreas del sistema límbico con la corteza parietal y prefrontal, que participa en procesos como la planificación y razonamiento de las acciones, la voluntad o el mantener una respuesta adecuada, entre otras muchas funciones). En cambio, las mujeres tratadas con THC mostraron hipermetabolismo en las cortezas piriformes entorrinales (que funciona como una red extendida para la memoria y la orientación) y en la corteza cingulada.

 

Estos resultados indican que la exposición leve al THC durante la adolescencia deja una marca persistente en la estructura y función del cerebro de una manera dependiente del sexo. Algunos de los cambios encontrados aquí se asemejan a los observados en estudios con humanos y resaltan la importancia de estudiar los efectos específicos del sexo en la investigación de cannabinoides.

 

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