Ángel Gómez Jiménez, premiado por la Asociación Europea de Psicología Social

27/07/2023

El pasado 6 de julio se hizo público el anuncio de los ganadores de los premios 2023 de la European Association of Social Psychology (EASP), una organización científica profesional formada por más de 1200 miembros en todo el mundo que tiene como objetivo promover la excelencia en la investigación europea en el campo de la psicología social.

Ángel Gómez Jiménez, catedrático de Psicología Social de la UNED, ha resultado elegido para recibir el Mid-career award, premio otorgado a miembros destacados hasta veinticinco años después de leer la tesis doctoral. Los estudios acerca de la radicalización violenta y los mecanismos mediadores de la disposición al auto-sacrificio por un grupo, por otro individuo o por unos valores, entre otros temas, así como los diversos proyectos de investigación y publicaciones realizadas hasta la fecha, convierten a Gómez Jiménez en justo merecedor de un reconocimiento que servirá de guía y ejemplo para toda la comunidad educativa y de profesionales del sector.

 

¿Desde cuándo es miembro de la Asociación Europea de Psicología Social y cómo llegó hasta ella?

En el año 98 terminé la tesis y recuerdo que fui a la escuela de verano de la asociación. Hasta ese momento habían ido pocos españoles, Carmen Huici, que era mi directora de tesis, y pocos más. Allí coincidí con otras dos españolas, en particular Rosa Rodríguez Baillón, de la Universidad de Granada. Empecé a conocer a otras personas, me encontré con un nuevo idioma, el inglés, que no hablaba porque yo había estudiado francés… En ese momento yo no tenía contrato de trabajo, ni beca, ni nada y acudir a esa escuela fue un momento fundamental. Era el único que no estaba trabajando y en esos momentos pensé en abandonar, pero Jacques-Philipe Leyens, de la Universidad de Lovaina, me animó y me dijo que algún día me invitaría a dar una conferencia. Ese mismo año leí la tesis, después entré en la UNED como ayudante, y tres años más tarde, Leyens cumplió su promesa y me invitó a la Universidad de Lovaina a dar una conferencia.

Cuando firmé mi contrato de profesor me hice miembro de la sociedad y desde entonces he ido a todos los general meetings europeos, a congresos más pequeños y he colaborado un par de veces en otras acciones orientadas a ayudar a internacionalizar a los estudiantes y profesores.

 

El Mid-career award de la asociación se otorga a miembros destacados por la por excelencia en sus investigaciones. ¿Cómo veía en su juventud a los premiados? ¿Qué significa para usted ser uno de ellos?

Me voy a emocionar… Uno de los reconocimientos más relevantes que tiene esta asociación son estos premios. No sólo es importante el curriculum y lo que has hecho, también te tienen que nominar dos personas. En mi caso fueron Pablo Briñol, que hasta la fecha era el único que había conseguido este premio, y Alexandra Vázquez, profesora titular de esta casa y que fue alumna mía de tesis. Lo habitual es que las nominaciones las haga tu maestro o alguien relevante a nivel científico internacional. Ha sido la primera vez que un alumno nominaba a su profesor y el jurado lo valoró como algo positivo.

Cuando me lo dijeron, yo pensaba que me habían nominado y que luego habría una elección. Esperaba una carta de agradecimiento en la que me comunicaran que finalmente no había sido elegido, pero no fue así. Me seleccionaron y me pidieron que no revelara la noticia porque que se anunciaría en el congreso. Lo primero que hice fue mirar qué personas habían recibido antes que yo el premio, y no me puedo comparar con ellos.

Habitualmente es un premio que reciben miembros del norte de Europa: holandeses, británicos y alemanes porque no tienen la barrera del idioma, tienen muchas más posibilidades de financiación, el apoyo a la investigación es infinitamente mayor y las posibilidades que tienen para poder desarrollar su carrera son mayores.

Que le otorguen esta medalla tiene mucho mérito, no sólo por la importancia del premio sino porque es el segundo español al que se lo dan desde su creación. ¿Es que acaso no está a la altura el panorama investigador en España? ¿Cómo potenciaría usted la investigación?

Sí, está a la altura. Yo mismo tengo un ERC Advance, el único que se ha dado en la UNED en 50 años de historia. Dentro de los proyectos europeos y dentro del programa H2020 hay una serie de proyectos que se conceden a equipos de investigación, y luego hay otros que se conceden a un investigador principal. En mi caso es de este segundo tipo. Hay tres categorías siendo la advance la de más cuantía. Somos dos psicólogos sociales -la otra es Karen Dougan que trabaja en la teoría de la conspiración- los que hemos obtenido una beca de este tipo.

La investigación la potenciaría proporcionando más ayuda. Hace falta más ayuda de la propia de institución. Estoy diciendo que no a proyectos internacionales porque no hay personal suficiente en la casa como para poder tirar hacia delante. Habría que reforzar el departamento de investigación y de contratación, asesoría legal… Porque es una inversión. Es cierto que hay muchos alumnos, es una universidad muy grande y hay una gran sobrecarga de trabajo… pero es frustrante. En España en general falta apoyo. Sería importante que el investigador dedique el tiempo a investigar y no a labores burocráticas. Hay que ser muy perseverante y seguir trabajando.

 

Ya que habla de seguir trabajando, dígame, ¿cuál es el objeto de su investigación actual?

Un proyecto europeo que consta de siete estudios internacionales en más de veinte países sobre internos que han estado en prisión por yihadismo, para ver cuáles son los procesos que están relacionados con la radicalización violenta, para poder evitarlos o prevenirlos y poder desenganchar a las personas que están realizando estas acciones. Ahora vamos a empezar a entrevistar a terroristas en prisiones y también en centros de integración en diferentes países.

 

¿Cómo aborda las investigaciones? ¿Cómo plantea el trabajo de campo?

Hasta hace siete u ocho años primero hacíamos un trabajo de laboratorio y luego un trabajo de campo, pero éste último es muy difícil de abordar. Se necesitan fondos, permisos… Y cuando llegas a esta fase te das cuenta de que no es como el estudio de laboratorio. Ahora hemos cambiado el orden. Hacemos el trabajo de campo basándonos en lo que ya sabemos, pero luego aprendemos del trabajo de campo. De esa manera hemos encontrado procesos muy relevantes, como la percepción de la fuerza espiritual, que es la fuerza de las convicciones, de lo que está en tu corazón, algo interno que empuja a hacer algo. Otra es el papel de la confianza. De hecho, acabamos de publicar un artículo que saldrá en la revista Panas donde tenemos entrevistas a yihadistas, a bandas latinas, a refugiados sirios, estudios en Palestina, Líbano, Turquía, Inglaterra, estudios en España sobre la guerra de Ucrania, estudios en Ucrania antes y después de la guerra… y hemos demostrado cuál es el proceso transcultural de la disposición a luchar. Esta investigación ha salido en medios norteamericanos pero, curiosamente, no ha salido en España.

 

Una de sus últimas publicaciones habla de las vías transculturales hacia la voluntad de luchar. Hábleme de ella. ¿Es la voluntad de luchar un acto plenamente consciente o forma parte de una enajenación?

Es algo totalmente consciente. Otra cosa es que hay factores que facilitan que esa disposición a luchar sea más saliente. Por ejemplo, en situaciones de peligro, en tomas decisión rápidas… Eso, dependiendo de tus características, puede que tu respuesta sea más rápida y visceral. Sabemos que las personas que están fusionadas con el objeto que está sufriendo un peligro reaccionan más rápido. Además, la justificación que te dan de ese comportamiento es diferente. Hay personas que no están fusionadas con el objeto que está sufriendo un peligro, pero se sacrifican por un motivo distinto, por un motivo más utilitario, no por un motivo emocional.

 

¿Se mata por odio, por amor, por avaricia…? ¿Cuál es en su opinión la principal motivación que genera violencia?

La motivación que normalmente lleva a hacer algo en contra de otros son los sentimientos que se tienen hacia el propio grupo, de defensa, de emociones positivas. Tenemos un artículo publicado sobre un estudio con yihadistas y mostramos que uno de los procesos que explican su comportamiento es la admiración que sienten hacia grupos islamistas radicales.

 

¿Han sido objeto de sus estudios las mentes de los líderes?

Si, eso lo hemos investigado con miembros de los tigres Tamilles de Sri Lanka. Hay una parte de coacción, se les obligaba a entrar porque si no mataban a sus familias, pero otros entran porque quieren encontrar un sentido y un lugar en la vida, como es el caso de los islamistas. Dependiendo del grupo el motivo es distinto, y eso tienes que saberlo para poder prevenirlo.

 

Si conocemos las motivaciones que engendran violencia, ¿seremos capaces de corregirla?

Mi tesis doctoral fue precisamente sobre la reducción de la violencia en el deporte. Me interesan los conflictos intergrupales y cómo solventarlos. Luego traté de investigar los mecanismos relacionados con la violencia intergrupal independientemente del contexto. En el año 2009 sacamos una teoría que se llama la fusión de identidad, sobre cuando el individuo se funde con el grupo y tiene la percepción de ser una sola cosa. Después empezamos a realizar publicaciones con poblaciones de laboratorio (online, cuestionario) para ir profundizando en los procesos que están relacionados con ese tipo de comportamiento violento o extremo y, a partir de 2016, empezamos a trabajar con muestras de campo en Tetuán, Casablanca…, en el 2017 en el conflicto entre Siria e Iraq, luego con gente que se estaba radicalizando en Cataluña, y me refiero a islamistas radicales, y más tarde hemos tenido otros dos proyectos en prisiones españolas. Ahora estamos con un estudio internacional, con el que vamos a recoger datos, en Indonesia, Sri Lanka, Filipinas, Colombia, probablemente en Irak… con muestras de terroristas, exterroristas o gente que está en riesgo de radicalización violenta para luego poder utilizar toda esa información de manera que sea útil a las instituciones penitenciarias, a los gobiernos de los distintos países para preparar herramientas de evaluación de riesgo de radicalización y violenta y programas de tratamiento.

 

¿Cómo encara el nuevo curso?

Para mi comenzará de manera muy especial porque daré la conferencia del acto de apertura académico del próximo curso. A la facultad de Psicología sólo le toca cada once años por lo que será un momento muy especial.

 

 

UNED


Eva Mª Llorente

Foto premiados: Roland Imhoff 

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