“En Itálica se copiaron edificios de la Roma de Augusto para que en el futuro los grandes generales hispanos llevaran al poder a Trajano y Adriano”
David Ojeda Nogales (Sevilla, 1982) es doctor en Arqueología Clásica y profesor de Historia del Arte en la Facultad de Geografía e Historia de la UNED. Además es el Secretario del Máster Universitario en Investigación en Historia del Arte de la UNED y miembro del Grupo de Investigación Memoria: arte antiguo y tradición, del Departamento de Historia del Arte de la UNED. El interés por el arte de la Antigüedad Clásica ha guiado su actividad investigadora desde su tesis doctoral, dedicada a la estatuaria de Trajano y Adriano, los dos grandes emperadores de Roma nacidos en Itálica. Precisamente en el gran yacimiento arqueológico romano por excelencia del sur de España el profesor Ojeda ha realizado un brillante descubrimiento que arroja luz sobre el ascenso social y político de las élites de la Hispania Baetica en la Roma de los Césares: el de un Pórtico de las Naciones comparable al que existió en la capital durante el reinado del primer emperador, Augusto. Con un trabajo publicado en la revista del prestigioso Instituto Arqueológico Alemán (Deutsche Archäologische Institut), el profesor de la UNED ha aclarado la naturaleza de un edificio ya datado en las primeras excavaciones formales en Itálica, en 1839, que hasta ahora aparecía velado por la niebla de la historia y de la discusión académica. De palabra viva y apasionada, charlamos con él sobre este importante acontecimiento científico, sobre su labor como historiador y sobre el estado del panorama académico e institucional de la conservación del patrimonio en España y en Europa. Además de, por supuesto, sobre el gran tesoro que es Itálica, la primera ciudad fundada por los romanos fuera de Italia.
Un hallazgo único
Un Pórtico de las Naciones en Itálica: ¿cómo se llega a la hipótesis y cuánto tiempo de investigación y trabajo se tarda en sustentarla con argumentos sólidos?
Normalmente, por lo menos en mi caso, todas las hipótesis que he ido desarrollando y proponiendo en distintas publicaciones científicas han surgido por suerte y por casualidad. Y a eso hay que unirle, pues, incontables horas de trabajo. En el caso del Pórtico de las Naciones, en Itálica, el hallazgo es totalmente fortuito y tiene su origen en una visita con mi mujer, con Marta, al Museo Arqueológico Nacional. Recién llegado a Madrid, decidí ir con ella y paseando por allí me llamó de repente: ¡David! ¡David! ¡David! He visto una vitrina que no has visto, que estaba escondida a la derecha de la entrada, totalmente olvidada, muy mal iluminada. Y entonces fui a ver la vitrina con ella. Y cuando veo la vitrina resulta que en el interior hay un relieve de mármol blanco que, en cuanto lo veo, recuerdo unos viejos grabados del siglo XIX de las excavaciones de Itálica y de sus hallazgos escultóricos que, a su vez, me había enseñado mi maestra, que es la profesora Pilar León. Entonces, rápidamente, cuando veo la pieza digo: Marta, los grabados de Ivo de la Cortina, es la pieza de Ivo de la Cortina. Y entonces, a partir de ahí empieza a desarrollarse todo el trabajo de investigación. Los pasos son los habituales: pedir permisos para sacar las fotos de la pieza, enseñarle la pieza y esos grabados del siglo XIX a distintos especialistas en el tema para que confirmen que, efectivamente, el reconocimiento es cierto, y a partir de ahí empezar a construir. Podría pensarse: bueno, el hecho de que la pieza estuviese en el grabado del siglo XIX no implica que automáticamente se pensase en un Pórtico de las Naciones. Y efectivamente, no se piensa automáticamente pero aquí viene otra casualidad. Entre esos profesionales a los que les estoy pidiendo opinión, otro de mis maestros, por desgracia fallecido, Antonio Peña, profesor de la Autónoma de Barcelona, le mandé la foto y él rápidamente me dijo David, ¿y esto no tendrá que ver nada con otro relieve que se conserva, no en el Arqueológico Nacional de Madrid, sino en el Museo Arqueológico de Sevilla, que está y que publicó Vibeke Goldbeck? Y ahí (chasca los dedos) es cuando ya rápidamente lo vimos tanto Antonio Peña como yo. Sabíamos que ese otro relieve era la representación de una nación, es decir, la representación de una personalidad geográfica, que es lo que hacen los romanos: a los lugares les dan personalidad humana. Y como Goldbeck lo había reconocido con maestría, rápidamente ya teníamos dos piezas, un relieve en Madrid y un relieve en Sevilla de dos naciones diferentes. Y a partir de ahí es cuando ya empezamos a construir todo el cuerpo de hipótesis y van apareciendo otros tres relieves posteriores que ya nos dan cinco placas, con lo cual tenemos cinco naciones, con lo cual ya sabemos que pertenecen a un edificio, con lo cual empezamos a buscar el edificio…Y dirán ustedes bueno, y en el proceso, ¿cuánto se tarda? Miren ustedes: la primera vez que yo empecé a trabajar con ese tema, veo el relieve hace cuatro o cinco años, pero previamente, hará unos quince años, precisamente con Antonio Peña, habíamos visto una tercera placa en los fondos del museo, con lo cual pues aproximadamente unos quince o dieciséis años. Y tengan también en cuenta otra cosa que, en el mundo científico actual, por lo menos en el español, y me atrevería a decir que en el europeo, está muy mal visto: a día de hoy esto es un corre-corre de publica, publica, date prisa que, si no, no consigo los méritos en el currículum para llegar a mis objetivos profesionales. Yo no soy ningún genio, pero en publicar una pieza pequeñita, un retrato, una cabeza, suelo tardar entre seis o siete años para un resultado de cuatro o cinco páginas. Con lo cual imagínense un artículo que tiene veinte páginas y que es un proceso constructivo mucho más grande, pues les diría que unos quince o dieciséis años de trabajo es lo que yo he tardado. Lo cual no habla muy bien de mí, posiblemente, pero es a lo máximo a lo que aspiro, realmente
El material analizado por usted se distribuye entre el Museo Arqueológico Nacional de Madrid, el Museo Arqueológico de Sevilla y el Palacio de la Condesa de Lebrija, también en Sevilla. Son piezas halladas en diversas excavaciones a lo largo del siglo XIX que hasta ahora no habían sido identificadas como parte de un mismo programa iconográfico. Usted establece que son personificaciones de lugares, tribus y pueblos, bien sometidos por la fuerza, bien unidos pacíficamente al poder de Roma. Como experto en arte clásico, ¿cómo las valora artísticamente? ¿Qué nos pueden decir del nivel artístico de la ciudad de Itálica en tiempos del nacimiento del imperio?
El nivel artístico de la ciudad de Itálica es, esto que da mal que lo diga porque soy de Sevilla pero es, realmente, un nivel muy bueno. Y personalmente opino que las piezas de Itálica están probablemente en el top tres, incluso le diría que en el top dos de las mejores producciones escultóricas de las ciudades de la península. Las razones son variadas, pero tiene sobre todo una fundamental. Y es que cuando el emperador Adriano llega al poder invierte sumas ingentes de dinero en el embellecimiento de la ciudad y eso se traduce en artesanos que vienen de otras partes del imperio, sobre todo de Oriente: turcos, griegos, que tienen una tradición plástica mucho más amplia de la que teníamos en Occidente por aquellos entonces, y producen unas esculturas que están al nivel de las grandes ciudades de Turquía. Piensen en Afrodiosias. Piensen en Perge. Piensen en Sagalaso, piensen en Atenas. Cuando uno ve estas piezas realmente a lo que le remiten son a esos centros de producciones escultóricas. Y piensen también otra cosa. Aunque estas piezas son algo anteriores al principado de Adriano, estas representaciones son de época del emperador Augusto, estamos aproximadamente cien años antes de ese principado, Itálica es también un centro de producciones espectaculares de esculturas en época Julio-Claudia, que es la dinastía del emperador Augusto. Y realmente son piezas que tienen una labra buena, aunque no llegan al nivel de lo que luego será la producción escultórica de Itálica en el siglo II después de Cristo. Creo que todavía están un pasito por detrás con lo que vendrá después de influencia oriental.
El Pórtico de las Naciones de Roma fue un edificio de tipo cuadripórtico levantado por el emperador Augusto para representar a todas las naciones, pueblos, tribus, provincias y ciudades del imperio, de modo alegórico, que estaban sometidas al nuevo orden establecido por Augusto al final de la última guerra civil: la Pax Augusta que expresaba la tutela romana de todo el mundo conocido. Usted sostiene que tuvo que ser ese modelo perdido que sirvió para los cinco edificios de tipo ecuménico conocidos hasta ahora. ¿Qué significa, en términos de relevancia de la ciudad en el mundo romano, que en Itálica, en la Bética, hubiera otro comparable al Ara Pacis o al Templo de Adriano en Roma?
El edificio italicense es probablemente una copia de un modelo de Roma capital. El proceso lo conocemos muy bien y lo han estudiado grandes historiadores del arte clásico barra arqueólogos clásicos, que es exactamente lo mismo: no hay diferencias entre un historiador del arte y un arqueólogo clásico, al menos en lo que se refiere a escultura. Y les podría mencionar nombres como por ejemplo uno de mis de mis grandes modelos y referentes, que es el profesor Walter Trillmich, que descubre que en Mérida hay un complejo, un foro, que copia directamente el Foro de Augusto. Es decir, esos juegos de copia de los provinciales con respecto a la capital del imperio son muy habituales. Es difícil reconocerlos, pero sabemos que existían y en ocasiones se ha podido hacer con garantía total de una certidumbre total. En el caso de estos relieves italicenses, si la comunidad científica acepta, como yo propongo, que son representaciones de naciones, tenemos que buscar un modelo para ellas, porque no hay tantos edificios con naciones en el imperio. Solamente tenemos en Roma, básicamente, dos posibilidades. que serían el Ara Pacis, que tiene un pequeño friso con naciones y un edificio más concreto, que es el Pórtico de las Naciones del emperador Augusto. ¿Cuál de esos dos edificios fue el modelo de los relieves de Itálica? Es fácil de decidir porque el Ara Pacis no es un edificio dedicado a la representación de los pueblos conquistados barra asimilados por Roma, con lo cual es difícil que estuvieran mirando a ese modelo. Lo más probable es que estén mirando a otro edificio, al Pórtico de las Naciones de Augusto, del que sabemos realmente muy poco porque se ha perdido por completo. Solamente tenemos breves noticias en la fuente escritas y un trabajo genial, muy bueno, publicado en la revista del Instituto Arqueológico Alemán en Roma, de una señora que se llama Vibeke Goldbeck. Y ella, hace pocos años, menos de diez años, publicó una restitución hipotética de ese Pórtico de las Naciones de Augusto a partir de las copias provinciales del mismo, y además consigue ubicarlo topográficamente en la ciudad de Roma. Y ahí es rápidamente adonde yo me agarro. Por dos motivos. Uno, porque es la reconstrucción más fidedigna del complejo. Y dos, porque Vibeke Goldberg, en ese artículo, menciona que en Itálica hay un relieve con la representación de una nación que está copiando, idéntico, otro relieve que se encuentra en Roma de un edificio que se llama el Hadrianeum. Entonces, claro, como ella tiene dos relieves idénticos, uno en Itálica y otro en el edificio de Roma, dice pues si los dos relieves son idénticos, tienen que estar mirando a un único modelo en común. No puede ser otra cosa que el Pórtico de las Naciones de Augusto. Y yo creo que ese punto de partida es cierto, y que con la investigación que se ha desarrollado ahora y las hipótesis que propongo para estas cinco piezas, se refuerzan esos argumentos de Goldbeck, que es quien realmente tiene el mérito de haberlo visto en primer lugar.
Una intención política
El Pórtico de las Naciones, hoy desaparecido, formaba parte de la renovación arquitectónica de Roma que llevó a cabo Augusto, también como forma de hacer propaganda mediante un extenso programa iconográfico que expresaba la nueva organización cívica del imperio bajo el mando divino del emperador. ¿Es posible conjeturar que el Pórtico de las Naciones de Itálica formaba parte de un conjunto monumental más extenso, como ocurría con su modelo de Roma?
Es muy difícil para nosotros adentrarnos en la Itálica de la época en la que se labran estos relieves con las naciones. Estamos en la primera Itálica de comienzos del Imperio, aproximadamente en el año 10, 20, después de Cristo. Y en esos compases, en esos primeros compases de Itálica, se crea una primera ciudad que se conoce con el nombre de la vieja ciudad, la Vetus Urbs, y es ahí, enterrada bajo el pueblo de Santiponce, donde está toda la ciudad Julio-Claudia y donde estuvo este edificio en origen. Problema: de esa Vetus Urbs, es decir, de esta Itálica Julio-Claudia, no conocemos absolutamente o prácticamente nada. Simplemente sabemos que el teatro está ahí, lo tenemos prácticamente excavado, sabemos que hay unas exedras que parece que son de época del emperador Augusto, una inscripción que habla de un templo de Apolo y una idea muy, muy, muy genérica acerca de dónde pudo estar el Foro original de Itálica antes de la ampliación adrianea del siglo II después de Cristo. Decidir si este edificio, si este Pórtico de las Naciones de Itálica estuvo conectado con algún otro complejo es, por esos motivos, realmente complicado. Es posible que lo estuviese. Es posible que fuese parte del Foro de la Vetus Urbs, pero sin excavaciones arqueológicas por debajo del caserío actual del pueblo de Santiponce yo creo que sería complicado decirlo y que sería elucubrar. Piensen que ya el hecho de proponer la existencia de este edificio es una hipótesis que tiene cierto riesgo, porque no tenemos apenas nada del edificio, simplemente estos relieves y unos viejos grabados de dónde apareció uno de ellos. Y entonces, con todo eso se, monta una hipótesis que es muy atractiva, pero que hay que tomarla con cautela. Desde luego.
Su teoría es que la erección de este Pórtico, presumiblemente en el Foro de la ciudad original de Itálica previa a la ampliación de época adrianea, tenía como intención de fondo la de promover los intereses de las élites sociales de Itálica en Roma mostrando su adhesión al nuevo clima político dominante con el advenimiento del principado en la figura de Octavio Augusto. Se tiene constancia, por ejemplo, de que los notables de la provincia regalaron al primer emperador un pedestal de oro. Menos de dos siglos después, en época de la dinastía Flavia, Itálica era la ciudad de la Bética con más senadores en Roma. La misma Bética fue la provincia más urbanizada del imperio, y, por supuesto, hubo dos emperadores de origen italicense. Se puede decir que la labor de lobby dio sus frutos, ¿verdad?
Normalmente en el mundo clásico hay pocas cosas, como en el actual, que se hagan gratis et amore. Normalmente uno siempre tiene intereses detrás de las cosas que hace y el altruismo es una, es una característica que cada vez escasea más y que creo que en los próximos años va a ir a mucho peor. En el caso del edificio de las Naciones de Itálica no creo que fuese una iniciativa altruista porque ellos están imitando conscientemente un edificio muy particular de Roma, que es el Pórtico de Augusto. Con lo cual están haciéndole la pelota directamente al emperador Augusto o a alguno de sus sucesores, como mucho Tiberio, no creo que pueda ir mucho más lejos la cronología del complejo. Es algo así como papá, papá, mírame que estoy haciendo lo que a ti te gusta, porque eso hace romano, como en el cómic de Astérix de El combate de los jefes: todo es lo que hace romano y Roma lo sabe. Entonces esas élites italicenses que deciden hacer ese edificio, que lo que está diciendo es que las distintas regiones del imperio, los distintos pueblos, todas las tribus están unidas en la idea ecuménica de Roma: Roma es lo mejor, en Roma está la paz, en Roma está la prosperidad y aquí están todas las naciones del imperio que lo demuestran, todas felices y contentas, en armonía. Que eso lo hicieran en Itálica solamente porque les apetecía hacerlo, a mí me cuesta trabajo de creerlo. Yo creo que esas élites oligárquicas, probablemente lo que estaban haciendo era decir que Itálica en época Julio-Claudia, era muy Roma. Y como era muy Roma, sus élites querían entrar en Roma. Y como yo te he hecho a ti este edificio, mi querido emperador, nosotros queremos algo a cambio. Y el algo a cambio probablemente fue la entrada de las élites italicenses en el Senado de Roma. Son teorías antiguas que prácticamente ya a nadie le importan porque ya prácticamente nadie lee nada, salvo para cumplir los criterios que ANECA (Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación) pide. Pero hay gente que todavía lo lee. Son teorías antiguas de un profesor de la Universidad de Sevilla muy bueno, un genio, Antonio Caballos. Él, pacientemente, rastrea cuántos senadores españoles terminan en el Senado de Roma. Y llega a una conclusión muy interesante. Y es que de todos los senadores que terminan en Roma en época Flavia, es decir, en la dinastía inmediatamente posterior a la construcción del Pórtico de las Naciones de Itálica, la ciudad que proporciona más senadores a Roma es Itálica. Lo cual quiere decir que probablemente estas oligarquías italicenses consiguieron su objetivo, que es entrar en el Senado. Y no entran uno o dos, entran en masa. Con lo cual el papá, papá, mírame, porque esto hace romano y es lo que tú quieres que yo te haga, funcionó. Tenemos un segundo argumento para mantener esa posibilidad y es un argumento que vio hace algunos años Antonio Peña. Antonio Peña se da cuenta de que en Itálica hay unos fragmentos de unos escudos de piedra. Los conocemos con el nombre de clípeos, unos escudos de piedra con lengüetas y en el centro alguna imagen, algún prototipo de alguna divinidad, Zeus Amón, una gorgona….Y él se da cuenta de que los clípeos de Itálica, los conocemos en otras regiones de Europa y de Europa del imperio, se da cuenta de que los clípeos de Itálica son la copia más exacta fuera de Italia de los del Foro de Augusto de Romano. Luego tenemos otra vez el mismo ejercicio: ellos están copiando edificios de Roma. No copian cualquier cosa: copian el Pórtico de las Naciones de Augusto y el Foro de Augusto y no lo copian de cualquier manera, lo copian idéntico, no lo varían. Y claro, pensar que ahí se hace por intereses altruistas, lo veo complicado. Creo que había realmente ganas de llegar al Senado, ganas de promocionar y ganas de que en un futuro inmediato los grandes generales hispanos de época de Domiciano llevaran al poder a Trajano y Adriano.
El embrollo de Itálica
El plano del Pórtico que hoy conocemos y que usted analiza en su artículo tiene la importancia de ser el primer documento planimétrico referido a las excavaciones en Itálica, realizado por Ivo de la Cortina en 1839. Él lo llamó “Plano del Foro” y fue publicado en la Gaceta de Madrid. Es curioso porque la utilidad original del plano fue documentar los destrozos producidos por los presidiarios que utilizó Ivo de la Cortina para la primera intervención oficial en Itálica. ¿De qué manera puede intuir usted hoy la estructura y forma del Pórtico a partir de este plano?
Cuando voy al Museo Arqueológico Nacional con mi mujer y ella me dice David, David, párate que hay una vitrina que no has visto, gracias a Dios que me lo dijo, porque si no, jamás me hubiera dado cuenta. Rápidamente veo una pieza que está documentada en unos grabados del siglo XIX de Ivo de la Cortina. Son las primeras excavaciones que se conocen, oficiales, en Itálica por lo menos. De esas excavaciones lo que tenemos son unos diarios de excavación que Ivo de la Cortina publica y un grabado que el propio Ivo de la Cortina hace. Gracias a los grabados de Ivo de la Cortina sé que la pieza del Arqueológico Nacional aparece en las excavaciones de Cortina y sé el lugar en el que aparecen: aparecen en un lugar que él llama la “plaza del foro”. Por suerte, él dibuja, para documentar unos destrozos que habían pasado a principios del siglo XIX por culpa de los presidiarios y demás, las estructuras que había excavado. Y tenemos un cimiento descomunal en forma de L. En el interior de ese cimiento, en esa esquina aparecen tres estatuas colosales. Y cuando digo colosales lo digo con plena conciencia del término según el mundo clásico, es decir, estatuas que miden más de dos metros con ochenta. Éstas miden tres metros y medio y cuatro metros. Y uno de los relieves de las naciones, de los que están en el Arqueológico Nacional de Madrid. Él lo pone de puño y letra escrito en su informe, con lo cual ya sabemos que ese relieve aparece en ese sitio en unas excavaciones oficiales, con lo cual los otros relieves que se han documentado con naciones y que están dispersos en otros museos, todos provienen de ese mismo sitio, porque uno de ellos proviene del sitio con seguridad absoluta. ¿Qué es lo que nos ofrece el plano de Ivo de la Cortina sobre el edificio en el que estuvieron ubicados estos relieves? Pues miren ustedes, prácticamente nada, por no decir nada. En el dibujo de Cortina los cimientos no nos dicen más que que había unos cimientos. No sabemos exactamente las dimensiones de los mismos, con lo cual, para intentar reconstruir el tamaño del edificio lo único que tenemos son esos relieves de naciones, que se pueden reconstruir su tamaño. Y comparándolos con otros edificios con relieves, no de naciones, sino de otros tipos, pues a ver cuánto debió medir el pórtico aproximadamente. Estamos en un pórtico que no es especialmente grande: aproximadamente, imagínense, unos 50 metros de lado, pero un espacio suficiente para albergar un buen ciclo de relieves de naciones. ¿Cuantas fueron en origen? Tampoco lo sabemos, solamente tenemos cinco y reconstruir el número total sería tan especulativo que desde luego no va con mi manera de hacer ciencia. Prefiero dejarlo a mentes más imaginativas que la mía, que sin duda vendrán por detrás.
Su trayectoria académica ha estado muy vinculada con Itálica. De la ciudad, que estuvo dividida en un primer núcleo, fundado en el 206. aC durante la Segunda Guerra Púnica, y en un segundo núcleo posterior, correspondiente al reinado del emperador Adriano, sólo se ha excavado un 20% del total, casi todo ello correspondiente a la ciudad nueva. ¿Qué aspectos quedan por conocer de Itálica como ciudad y como centro de poder, económico, militar, en el nudo de las rutas comerciales entre el valle del Guadalquivir y del Guadiana y en la intersección entre la Vía de la Plata y la Vía Augusta, durante seis siglos?
Itálica como problema arqueológico e Itálica como problema de la Historia del Arte es un asunto que está todavía por investigar. Se ha hecho mucho. Los que nos han precedido han hecho muchas cosas, pero queda una cantidad ingente de información y de datos por analizar y por extraer. El problema es una, más bien un desinterés prácticamente total por parte de la comunidad científica en general. A día de hoy ya los problemas de arte clásico y de arqueología clásica parece que han pasado de moda. Es una cosa muy extraña. O sea, los grandes problemas del arte clásico, piensen, por ejemplo, en problemas del arte griego, el problema del kuros griego (estatua de varón típica de la Grecia Arcaica*); el problema de, bueno, ¿y la ropa que lleva el Moscóforo de Atenas, por qué lleva ese paño? O problemas como el kuros griego, ¿es geometrizante, es egiptizante, es un paso adelante…? Son problemas que ya no interesan, nadie parece que quiera leerlos, nadie parece querer aprender alemán para leerlos. La comunidad científica cada vez organiza menos conferencias. Estamos en un corre-corre, corre, corre, corre que llega la ANECA… es realmente un problema. Y aunque en Itálica queden muchísimas cosas por hacer, las quedan en otros muchos centros de España, es muy difícil que se vayan a hacer. A día de hoy estamos en otro tipo de cosas: vamos a echar a volar un dron, por ejemplo, y vamos a sacar unas fotos y publicamos la foto en una revista que sea Q1, pero Q1 de las de las revistas de primer cuartil, las que se supone que son de la élite científica, se supone que son de la élite científica, no lo son, son revistas de pago, muchas de ellas en las que por un dinero publican el artículo… Fruto de esa dinámica es difícil saber qué va a pasar con Itálica y hasta dónde vamos a llegar. Desde luego, yo creo que siempre habrá un remanente científico de gente interesada en esos problemas y que probablemente los perseguirá y los intentará solucionar. Y también creo una última cosa para finalizar, que hablé con la que ha sido mi maestra, la profesora Pilar León. Es necesario que la sociedad venga también a nosotros. Nosotros podemos intentar ir la sociedad con los nuevos descubrimientos de Itálica, podemos intentar publicar en revistas que tengan resonancia a nivel europeo para intentar llevarlo al máximo número de sitios posible. Pero si la sociedad no viene, y hace muchos años que no viene a buscarnos; si la gente no tiene el interés por estos descubrimientos, si no tenemos ese seguimiento que tienen hoy en día los instagramers, influencers, youtubers y demás, es muy difícil, además, que la Administración nos vaya a apoyar. Por eso nos hacen falta las personas que vengan, que nos busquen y que tengan interés en estos temas y que nos ayuden a difundirlo de la mejor manera posible, en la medida en la que nosotros seamos capaces de hacerlo.
Y como última pregunta, si a usted mañana, en un ejercicio de imaginación, le nombraran director del Conjunto Arqueológico de la que han llamado la Pompeya española, de Itálica. ¿Qué sería lo primero que haría, lo primero que promovería?
Si me nombraran director de las excavaciones arqueológicas de Itálica en el futuro o me dieran algún cargo que imagínense, yo pudiese hacer algo por cambiar o por intentar mejorar en la medida de lo posible el mundo científico en España lo primero que haría sería llamar a mi directora de tesis. Por el respeto que le tengo, tanto por su ciencia como por la edad que tiene. Creo que es necesario que volvamos otra vez un poco al viejo respeto griego por los mayores. Basta leer la Ilíada y cómo trataban a Néstor. Y eso está absolutamente perdido. Yo la llamaría a ella y le pediría consejo. Diría doña Pilar, ¿cómo lo hago? Porque la verdad es que no sabría cómo meterle mano a un problema tan embrollado como es Itálica, las administraciones que controlan Itálica y un largo etcétera. ¿Mi sueño? Mi sueño sería poder, en algún momento, si tuviera algún tipo de financiación y apoyo por parte de las instituciones, intentar saber lo máximo posible de la fundación Julio-Claudia de Itálica, de la ciudad Julio-Claudia que está debajo del pueblo de Santiponce. Pero esto es como el problema de Fidias, es una entelequia: cuanto uno más se acerca a Fidias, más aleja Fidias. Probablemente cuanto más me intente acercar al problema de un cargo de responsabilidad o que llegue a mí ese cargo, más se alejará el cargo de mí. Conste que lo aceptaría encantado.
*Nota del entrevistador
Antonio Valderrama
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