Una sola Tierra

05/06/2024

Hoy se celebra el Día Mundial del Medio Ambiente y por tal motivo conversamos con Emilio Luque Pulgar, vicerrector adjunto de Sostenibilidad y Agenda 2030, y profesor de Medio Ambiente y Sociedad de la UNED. El lema con el que nació este día, “Una sola Tierra”, sigue siendo vigente hoy en día porque la especie humana no puede tener un hogar mejor que este planeta, a pesar de lo cual está más amenazado que nunca.

¿Cuándo nace el día internacional del Medio Ambiente? ¿A qué hace referencia este año?

Hoy hace 51 años se celebraba por primera vez el Día Mundial del Medio Ambiente y para la edición de 2024 la ONU propone centrarnos en la tierra que está bajo nuestros pies, la que nos sostiene en todos los sentidos: esa delgada capa viva que nos da vida. Además, nos invita a considerarnos parte activa de quienes las recuperen: nuestras tierras, nuestro futuro.

 

¿En qué medida contribuye la Universidad en la lucha contra la pérdida de biodiversidad y la recuperación de los hábitats?

Aquí las universidades como la UNED, y las comunidades universitarias en las que están enraizadas, tienen mucho que aportar. La Universidad orienta a la sociedad hacia lo que importa, le presta ojos para diagnosticar su presente e imaginar y dirigir su futuro. Y en la recuperación de la tierra, erosionada, sobreexplotada y contaminada, tiene una de sus tareas más importantes. Una tierra degradada, empobrecida, sometida a desertificación y asolada por las sequías no podrá sostener la civilización ni los ecosistemas de los que depende, agravará la crisis climática, que a su vez daña a esas tierras y acelerará la Sexta Extinción, con su pérdida acelerada de especies, de géneros enteros: desde el año 1500 han desaparecido 73 de vertebrados terrestres, 44 de ellos aves.

 

¿Cómo debemos enfrentar la triple crisis de cambio climático, pérdida de biodiversidad, y contaminación y desechos?

Seamos de verdad la #GeneraciónRestauración: como en Sri Lanka, donde los manglares plantados han aumentado de un 3 a un 90 por ciento su supervivencia; en Zambia, donde la plantación de árboles de leguminosas como el cacahuananche (Gliricidia sepium) mejora la salud de la tierra y reduce la necesidad de fertilizantes químicos fijando el nitrógeno atmosférico en sus raíces; o en Nepal, que ha triplicado su población de tigres gracias a la restauración de pastizales y bosques. Pero es aquí, en Europa, donde acogemos una de las más importantes iniciativas legislativas en este sentido: la Ley de Restauración de la Naturaleza, aprobada recientemente por el Parlamento Europeo, pero aún no adoptada, por el Consejo. 

 

¿Cuáles son las áreas de acción propuestas para lograr la recuperación de los hábitats?

Más del 80 por ciento de los hábitats europeos están en mal estado. Frente a esta situación, la Ley establece como objetivo que el 30 por ciento de estos espacios (bosques, humedales, lagos, lechos coralinos...) deban ser recuperados para 2030, el 60 para 2040 y el 90 para 2050. En este proceso, naturalmente, los ecosistemas agrícolas, nuestras prácticas de cultivo y alimentación son decisivos. Los indicadores que propone para medir este avance son bien reconocibles, y también, si los imaginamos, emocionantes: índice de mariposas en pastizales, índice de aves comunes en medios agrarios, diversidad paisajística en tierras agrícolas y las reservas de carbono orgánico en las tierras de cultivo. La lucha contra las plantas no autóctonas, la reducción en el uso de plaguicidas y fertilizantes químicos, la conectividad entre hábitats o la recuperación de turberas desecadas son algunas de las áreas de acción propuestas.    

 

¿Qué papel desempeña la investigación en la búsqueda de soluciones en este escenario?

Aquí la investigación y la transferencia de conocimiento son claves, contribuyendo a trasladar a la sociedad la importancia de lo que nos jugamos en esa capa que complejos y apenas conocidos ecosistemas de lombrices (a las que Darwin dedicó su última monografía), hongos y bacterias van creando lentísimamente, y que nosotros destruimos velozmente. La UNED tiene una larga trayectoria en muchos de estos apartados, pero quiero destacar los relativos a los sistemas alimentarios sostenibles e innovadores, factores decisivos en la recuperación de los terrenos. Desde los procesos bioquímicos subyacentes, hasta la manera en que comprendemos desde la sociología y la antropología cómo los alimentos y su producción forman parte de nuestras prácticas, de nuestras identidades y nuestras imágenes, pasando por la importancia de preservar, registrar y hacer disponibles, en código abierto, las semillas de esas plantas que serán las mejores aliadas en esa misión de convertirnos en la #GeneraciónRestauración de esa tierra, de esas tierras que nos sustentan, como nos propone el lema de este Día del Medio Ambiente de 2024.  

 

Así pues, el estado de nuestro planeta no es bueno, pero estamos a tiempo de recuperarlo si estas generaciones y las venideras se conciencian de que esta es una labor que no puede aplazarse, hay que ponerse ya manos a la obra.

 

 

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