El edadismo es la tercera causa de discriminación en el mundo, según la OMS
“El edadismo, que presenta múltiples y variadas formas, se encuentra presente en nuestras instituciones, en nuestras relaciones personales, pensamientos y creencias. Es, además, la tercera causa de discriminación en el mundo después del racismo y el sexismo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), organización responsable de un estudio llevado a cabo en 57 países que afirma que el 50 por ciento de la población tiene actitudes edadistas moderadas o elevadas”. Así justificaba ayer Guiomar Merodio, profesora de Educación de la UNED, la pertinencia de EDA-MUJER. Participación Democrática de Mujeres Mayores para Superar el Edadismo, un estudio que ha dirigido desde comienzos de 2023 y cuyos resultados se dieron a conocer en un acto presidido por Mario Pena, decano de la Facultad de Educación.
En las distintas mesas redondas organizadas para la presentación de intervinieron tanto investigadoras como mujeres mayores vinculadas a iniciativas como la vivienda, la soberanía en el envejecimiento, el cooperativismo y la participación en centros educativos y en radios comunitarias. Ellas explicaron sus aportaciones, trayectorias, impacto y experiencias de superación del edadismo de género.
El proyecto EDA-Mujer, financiado con fondos del Instituto de las Mujeres del Ministerio de Igualdad, es una investigación que cobra especial relevancia en el momento actual, tal y como señaló Merodio, pues “nos encontramos en la Década del Envejecimiento Saludable de la Organización Mundial de la Salud”. Gracias a él se han identificado barreras y dificultades asociadas con el edadismo y su intersección con otras formas de discriminación que impiden una participación democrática, igualitaria, activa y directa de las mujeres mayores en los ámbitos de la Educación y la Salud. También se han investigado y visibilizado aportaciones de impacto social que las mujeres mayores están realizando y que contribuyen, a través de su participación y empoderamiento personal y colectivo, a reducir las desigualdades de género y el edadismo, mejorando su bienestar y el de sus comunidades.
Así, a través de las experiencias personales de las 57 mujeres que han participado en el estudio a través de entrevistas, relatos comunicativos o grupos de discusión comunicativos, se han recogido las “aportaciones que mujeres mayores están realizando en los ámbitos de la salud, la educación y la participación social y que contribuyen a reducir la desigualdad de género y el edadismo”. De esta forma se completan los estudios previos sobre esta cuestión de gran prevalencia aportando una visión de género inexistente hasta la fecha: “Todas vamos a envejecer”, expresó Merodio en la presentación, “pero no todas en las mismas circunstancias. Por eso debemos estudiar cómo afecta el edadismo a colectivos como mujeres migradas, pertenecientes al mundo rural, con discapacidad, sin estudios, en situación de pobreza, etc.”
Mario Pena, decano de la Facultad de Educación, se planteó en su intervención “qué podemos hacer, desde nuestra vida concreta, para reducir el riesgo de incurrir en el edadismo, especialmente con las mujeres”, añadiendo que “por un lado, la literatura científica ha puesto de manifiesto que ciertos rasgos de personalidad como la empatía ayudan a combatir el edadismo; por tanto, podemos y debemos mejorar nuestras competencias emocionales como factor de prevención de esta discriminación; por otro lado, un mayor contacto generacional con mujeres que ya han cumplido los 70, 80 o 90 años nos ayudará a entenderlas mejor y a establecer vínculos y relaciones personales significativas con ellas, superando así algunos prejuicios”.
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