Un estudio científico confirma que el tsunami posterior al terremoto de Lisboa alcanzó la costa canaria

09/09/2024

Un equipo de investigación participado por Javier Lario, catedrático de la Facultad de Ciencias de la UNED, ha confirmado el impacto que tuvo el tsunami generado por el terremoto de Lisboa de 1755 en las Islas Canarias. Mediante un análisis detallado de depósitos de rocas en el Parque Nacional de Timanfaya, en Lanzarote, los investigadores han identificado por primera vez evidencias geológicas que demuestran que la enorme ola alcanzó las costas de la isla arrastrando materiales y que se suman a las evidencias escritas del acontecimiento.

Publicado en la revista Earth Surface Processes and Landforms, el trabajo hace un análisis exhaustivo de dos depósitos de bloques de basalto que se encuentran en el litoral del Parque Nacional de Timanfaya, concretamente en dos zonas, la Laja del Cochino y la Punta del Volcán Nuevo. En la primera área, los bloques están depositados sobre las coladas volcánicas de la erupción de 1730-1736, mientras que en el segundo caso se encuentran bajo una colada datada en 1824. El estudio de estos depósitos indica que su formación está relacionada con un evento de alta energía, por lo que los autores proponen que estos depósitos constituyen la primera evidencia sedimentaria del tsunami de 1755, más conocido como el tsunami de Lisboa, en Canarias.

 

“El terremoto de Lisboa de 1755 es una de las mayores catástrofes de la Edad Moderna”, explica Javier Lario. “El tsunami que se produjo asociado al mismo dejó más de 10.000 fallecidos en las costas del sur peninsular y el norte de África. Si bien existe documentación histórica, aunque escasa, de la llegada de este tsunami a las costas de Canarias, no se habían encontrado evidencias del registro geológico y ambiental de este evento”.

 

La principal novedad de este estudio es que identifica la altura de las olas que alcanzaron la costa y la distancia de la inundación que provocaron, estimando que las olas alcanzaron alturas superiores a 2,1-2,7 metros, acompañadas de velocidades de flujo superiores a 2,8 metros por segundo, suficientes para iniciar el movimiento de las rocas. Además, se estima que la distancia de inundación se extendió al menos hasta 188 metros desde la costa. “Modelizando la altura y velocidad de flujo de las olas que alcanzaron la costa de Lanzarote podemos identificar si se han podido producir por un tsunami o por un gran temporal, dado que los depósitos de sedimentos generados son muy similares”, añade Lario.

 


Este hallazgo es crucial para comprender mejor los efectos de este tipo de desastres naturales en las islas volcánicas del Atlántico, como Canarias, que no solo enfrentan amenazas de origen volcánico, sino también de fenómenos relacionados con terremotos y tsunamis. La investigación también subraya la importancia de estudiar y monitorear eventos extremos en estas regiones, especialmente en el contexto actual de cambio climático y aumento del nivel del mar.

“La identificación de este tipo de depósitos asociados a eventos de oleaje extremo, permitirán identificarlos en otras zonas de las islas y ver su distribución espacial y temporal. Estos estudios resultan fundamentales para evaluar la frecuencia de estos eventos destructivos en las islas y planificar también medidas de prevención y protección”, explica el investigador.

 

El trabajo titulado An extreme wave evento in Timanfaya National Park: posible first geological evidence of the 1755 Lisbon tsunami in Lanzarote, Canary Islands, está liderado por la geóloga del Instituto Geológico y Minero de España (IGME-CSIC) Inés Galindo, y cuenta con la participación, además de la UNED, de la profesora de la Universidad de La Laguna, Carmen Romero; Esther Martín, del Museo de las Ciencias Naturales de Santa Cruz de Tenerife, y las también investigadoras del IGME-CSIC, Nieves Sánchez y Juana Vegas.

 

 

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