¿Cómo prefieren estudiar los chicos y chicas de entre 11 y 15 años?

26/07/2022
El estudio Preferencias de estilos de aprendizaje en estudiantes españoles de entre 11 y 15 años ha comparado las preferencias de aprendizaje entre chicos y chicas de esa franja de edad y ha encontrado diferencias esenciales en su manera de aprender. Ellos tienen un estilo más activo y para aprender necesitan practicar una actividad. Ellas son más reflexivas y para procesar la información necesitan tiempo para pensar y comparar. Además, el estudio ha encontrado diferencias en función del lugar de residencia o de la titularidad del centro en el que estudien.

El estudio Preferencias de estilos de aprendizaje en estudiantes españoles de entre 11 y 15 años está firmado por los profesores Paola Perochena González (UNED), María Luz Diago Egaña (UNIR) y Fernando Martínez Abad (Universidad de Salamanca). Su hipótesis de investigación era que los estudiantes de entre 11 y 15 años tienen preferencias de aprendizaje distintas dependiendo de si son hombres o mujeres, viven en zonas rurales o urbanas o de la titularidad del centro donde estudien y el curso escolar.

 

Los estilos de aprendizaje constituyen las preferencias de una persona para recibir, recopilar, procesar e interpretar información. Según explican las autoras, los perfiles predominantes de estilos de aprendizaje en el alumnado español de entre 11 y 15 años son los estilos activo, sensitivo, visual y secuencial. “El canal preferido y mayoritario es el visual (estilo visual) frente al verbal (estilo verbal), por lo que el aprendizaje apoyado en imágenes, colores, formas, esquemas, gráficos y demás estímulos visuales podría usarse más y mejor en las aulas como herramienta de mejora e innovación en Educación Secundaria Obligatoria”, señalan.

 

Las diferencias significativas en los estilos de aprendizaje entre chicos y chicas que ha encontrado el estudio están marcadas por una tendencia de ellos al estilo activo respecto a ellas. “Por tanto, para ellas procesar la información supone reflexionar antes; mientras que para ellos sería más importante practicar o llevar a cabo directamente alguna actividad”, indica el trabajo.

 

Paola Perochena

“Saber que hombres y mujeres aprenden distinto es importante para el diseño curricular, pues permitiría al docente combinar distintos elementos metodológicos (técnicas y estrategias didácticas, agrupamientos, recursos...) para conseguir una educación más personalizada, teniendo en cuenta los diferentes estilos de aprendizaje. Por ejemplo, el aprendizaje cooperativo/colaborativo, la resolución de problemas, la experimentación, etc. encajarían con el estilo activo, ya que está caracterizado por la preferencia para trabajar de forma práctica y en grupos; mientras que el estilo reflexivo tiende inicialmente hacia el trabajo individual por lo que actividades de reflexión, de análisis de datos, de formulación de hipótesis, lecturas guiadas, etc. serían más apropiadas para este perfil”, explican los autores.

 

 

Estilo visual en la escuela pública

El estudio también encontró diferencias en estilos de aprendizaje de acuerdo al tipo de centro educativo y al curso. “Se ha encontrado que quienes estudian en centros públicos tienden a ser más visuales, intuitivos y globales en su aprendizaje que los que estudian en centros concertados. Además, los educandos de zonas urbanas tienen estilos de aprendizaje más sensitivos, verbales y secuenciales. En cursos superiores se tiende a ser más sensitivo y visual, mientras en cursos inferiores se tiende a un aprendizaje más intuitivo y, sobre todo, más verbal”, detallan los profesores.

 

Para los autores la relevancia de esta investigación radica en que la detección del propio estilo de aprendizaje puede ayudar a ser consciente de cuáles son las preferencias a la hora de aprender. “También resulta de utilidad para los docentes, que podrán conocer la tipología de estudiantado que tienen, permitiéndoles contextualizar y adaptar los materiales, definir con mayor precisión las técnicas y estrategias metodológicas que mejor se ajusten a la realidad que encuentran en los centros educativos. Todo ello con el fin de diseñar una intervención psicopedagógica adecuada a las diferencias y, por tanto, poder hacer más eficaz y eficiente el proceso formativo”, señalan.

 

Los autores explican que entregaron un informe con el estilo de aprendizaje de cada uno de los estudiantes que participaron en el estudio a los departamentos de Psicopedagogía de los centros. “En conversaciones informales, varios centros han confirmado que estos informes han sido de utilidad para la orientación académica del alumnado. También que los docentes han tenido en cuenta los resultados para el diseño de sus planificaciones didácticas. Sin bien es cierto que estas anécdotas no han quedado reflejadas en el artículo, consideramos que se pueden considerar como una evidencia del interés en este tipo de estudios para comunidades educativas en particular y, en consecuencia, suponen un ejemplo de transferencia del conocimiento a la sociedad”.

 

Por otra parte, para los investigadores esta publicación es una muestra más de lo importante que es la colaboración institucional. “Por una parte, entre la universidad y la escuela, dado que los centros educativos nos han abierto las puertas y, por otra, de la colaboración entre universidades públicas y privadas presenciales y a distancia, dado que investigadores de la Universidad Internacional de la Rioja junto a uno de la Universidad de Salamanca y otra de la Universidad Nacional de Educación a Distancia hemos unido fuerzas para conseguir un objetivo común”, subrayan.

 

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