Un investigador de la UNED participa en el hallazgo de restos de un rinoceronte lanudo del Pleistoceno Superior

16/05/2023

Jesús Francisco Jordá Pardo, investigador de la UNED, ha participado en el hallazgo del yacimiento de La Mina, situado en la localidad burgalesa de Hortigüela, de los restos de un rinoceronte lanudo del Pleistoceno Superior. Los expertos en geoarqueología, prehistoria y paleontología del Pleistoceno han publicado la investigación New record of cold-adapted fauna on the Castilian Plateau: woolly rhinoceros – Coelodonta antiquitatis (Blumenbach, 1799) – at La Mina (Burgos, Spain) en la reconocida revista internacional Earth and Environmental Science Transactions of the Royal Society of Edimburg, publicada por la editorial Cambridge University Press. Los vestigios presentados, que consisten en algunas piezas dentales del animal, son los más antiguos encontrados hasta el momento en la Península Ibérica y podrán ayudar a conocer mejor las condiciones medioambientales en las que habitaron las poblaciones humanas en esta parte de la meseta española de este periodo glacial, hace unos 52.000 años.

La Mina fue excavada por primera vez en 2006. En ella se encontraron indicios de dos ocupaciones paleolíticas y restos dentales del Coelodonta antiquitatisen, más conocido como ‘rinoceronte lanudo’. A través de la racemización de aminoácidos, una técnica que permite datar los restos allá donde no llega el carbono 14, los investigadores han determinado que los restos encontrados tienen aproximadamente unos 52.000 años de antigüedad.

 

Tradicionalmente, se pensaba que la meseta castellana no estaba ocupada por poblaciones humanas en esta época del Pleistoceno por las adversas condiciones climáticas, pero los nuevos hallazgos en La Mina han podido encontrar evidencias de la existencia de rutas migratorias en la meseta que fueron utilizadas por las distintas especies, incluida la humana, quienes seguían a estos grupos de animales a través de zonas de paso. En el registro arqueológico de esta cueva, además del rinoceronte lanudo, se han podido documentar especies como el oso pardo, la hiena de las cavernas, el rebeco o el lince. A pesar de esta gran riqueza, la mayor parte del depósito aparecía alterada, por lo que situarlos cronológicamente ha sido un desafío.

 

Durante la última glaciación, las Penínsulas ibérica, italiana y balcánica fueron los principales refugios de este animal. Gracias al estudio de la microfauna y flora de estos lugares, se ha reconstruido el paisaje glaciar y las condiciones climatológicas que hicieron que los neandertales, la fauna y la flora se adaptara a las nuevas adversidades. Aunque se cree que la época de la glaciación fue extremadamente fría, según explica Jesús Jordá, con un clima “similar, por ejemplo, al de taiga de en la zona de Laponia hoy en día”, un lugar en el que la temperatura media anual se sitúa en torno a 0,2ºC.

 

Además, a partir del descubrimiento de rinocerontes congelados encontrados en la región siberiana, podemos conocer sus características anatómicas. Sus patas cortas y la ausencia de pezuñas indican que eran animales mal adaptados a entornos extremamente nevados y, por tanto, estos territorios eran favorables para el ser humano. No obstante, no todas las especies tuvieron mala adaptación al clima.

 

Jesús Francisco Jordá Pardo, geoarqueólogo, que ha realizado la investigación junto a Diego Arceredillo Alonso (UII) y Juan Carlos Díez Fernández-Lomana (UBU), expertos en fauna, asegura que para que las investigaciones sean fructíferas es “necesario que los equipos sean multidisciplinares”. También recalca que en la zona están abiertas otras líneas de investigación similares, como en la cueva de Valdegoba, en el municipio de Huérmeces (Burgos), con evidencias de maxilares de neandertales que habitaban el interior de la Península Ibérica durante la última glaciación.

 

 

 

 

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Ángela Blázquez / Naiara Hierro

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